Es, básicamente, un bizcochuelo con merengue italiano y una cobertura de yema de huevo. Cuenta la investigadora uruguaya Titina Núñez que se creó en la década de 1930 por la Asociación de Pasteleros de Barcelona, en homenaje a un tenor italiano de apellido Massini que actuaba en el Gran Teatre del Liceu de Barcelona. Un tal Pedro Carrera, que se encontraba en aquel entonces trabajando en una confitería de Barcelona, lo llevó a Uruguay donde se popularizó.